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Pintura al óleo sobre vitela, San Simón el Zelote en éxtasis, norte de Italia ca. 1800, pieza única de devoción privada.
Pintura al óleo sobre vitela, San Simón el Zelote en éxtasis, norte de Italia ca. 1800, pieza única de devoción privada.
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Antigua Pintura Devocional Italiana en Vidrio. San Simón el Zelote, hacia 1800
Esta exquisita pintura devocional, realizada en óleo sobre vidrio fino a finales del siglo XVIII o principios del XIX, representa a San Simón el Zelote en actitud de éxtasis espiritual. La obra pertenece estilísticamente al tardobarroco en transición hacia el primer neoclasicismo, un momento en el que la emotividad dramática se depura hacia una expresión más contenida, centrada en la pureza formal y la claridad compositiva.
La tradición de la pintura sobre vidrio fino o soportes translúcidos para fines devocionales tuvo una presencia significativa en el norte de Italia entre finales del siglo XVII y principios del XIX. El vidrio tratado especialmente para estas pinturas proporcionaba una superficie extremadamente suave que permitía detalles de gran precisión y una gama de tonalidades muy rica, adecuada para las representaciones de carácter íntimo y espiritual. Bolonia, célebre por su academia de pintura que promovía el ideal del claroscuro y la emotividad controlada, y Génova, con su especial predilección por el arte sacro íntimo y luminoso, fueron focos principales donde se produjeron obras de pequeño formato, muchas veces destinadas a oratorios domésticos o colecciones particulares.
La técnica empleada en esta obra, óleo aplicado sobre vidrio montado sobre cartón, es característica de las producciones de pequeño formato destinadas a la devoción privada. La pincelada minuciosa y las veladuras ligeras, unidas a un magistral uso del claroscuro, crean una imagen de gran intensidad emocional. El rostro maduro, la barba canosa, la musculatura modelada con sutileza y la mirada elevada al cielo transmiten una profunda espiritualidad sin necesidad de excesos narrativos.
El soporte de vidrio fino confería además a la pintura un aura de preciosidad, siendo habitual que estas piezas se montaran en marcos dorados de factura sencilla pero elegante, adecuados para su exposición en espacios privados de oración. Estas obras, por su fragilidad inherente, son hoy extraordinariamente raras y muy valoradas por coleccionistas y museos especializados.
Iconográficamente, la figura sostiene un hacha de doble hoja, elemento que permite identificarlo con San Simón el Zelote, diferenciándolo de otros santos apostólicos. La representación de San Simón el Zelote, menos frecuente que la de otros apóstoles, añade a esta pieza un interés iconográfico particular. Su identificación por medio del hacha de doble hoja se corresponde plenamente con la tradición hagiográfica, lo que refuerza aún más el valor histórico de la obra.
El fondo oscuro, típico del dramatismo barroco, realza la figura del santo y confiere a la escena una atmósfera teatral de recogimiento y misterio. Por sus características técnicas y estilísticas, y considerando el soporte de vidrio fino, que gozaba de gran aprecio en ámbitos refinados, es razonable situar el origen de la pieza en el norte de Italia. Ciudades como Bolonia o Génova fueron centros activos en la producción de pinturas devocionales de pequeño formato durante este periodo.
El marco de madera dorada al agua, de líneas sencillas y molduras acanaladas, presenta una pátina antigua auténtica. Las pequeñas pérdidas de dorado, craquelados y desgastes visibles no afectan la solidez estructural, y al contrario, atestiguan la noble antigüedad de la pieza.
En términos de datación, tanto el tratamiento de la figura, la técnica pictórica, la elección de soporte como el estilo del marco apuntan a un periodo de ejecución razonable entre circa 1770 y 1820. Este rango cronológico se corresponde con el momento en que, en el norte de Italia, se combinaba aún la herencia barroca con las primeras tendencias neoclásicas, especialmente en la producción de arte sacro.
Por su calidad artística, su singularidad de técnica, la rareza iconográfica y su excelente estado de conservación, esta pintura constituye una oportunidad única para coleccionistas de arte sacro, historiadores de la pintura devocional y amantes de piezas que, como esta, ofrecen belleza, historia y espiritualidad en estado puro. Además, gracias a su expresividad contenida y su elegante presencia, enriquecerá de forma inigualable la decoración de cualquier hogar, aportando un sentido de profundidad emocional e histórica.
Una joya de refinamiento artístico y sensibilidad espiritual, difícil de encontrar en el mercado actual.
Medidas: 21,5 x 19,5 cm (8.46 x 7.68 in) - Imagen: 11,5 x 9,5 cm (4.53 x 3.74 in)