D-785
Óleo manierista italiano del siglo XVII sobre cobre fino: Virgen, Niño Jesús, Santa Isabel y San Juanito. Para oratorio o colección selecta.
Óleo manierista italiano del siglo XVII sobre cobre fino: Virgen, Niño Jesús, Santa Isabel y San Juanito. Para oratorio o colección selecta.
Disponible el:
Antiguo óleo italiano. Virgen, Niño Jesús, Santa Isabel y San Juanito (siglo XVII)
Delicada y conmovedora escena religiosa realizada al óleo sobre cobre en la tradición pictórica italiana del siglo XVII, atribuible a la escuela lombarda o véneta. Esta refinada obra representa un tema iconográfico poco frecuente pero de gran simbolismo, el encuentro místico entre la Virgen María y Santa Isabel, ambas con sus hijos, el Niño Jesús y San Juan Bautista niño. Esta variante combina la escena de “La Visitación” con la de la Sagrada Familia extendida, una interpretación que destila ternura y profundidad espiritual.
La pintura al óleo sobre cobre surgió en Europa en el siglo XVI, como una técnica innovadora entre artistas refinados y coleccionistas exigentes. El cobre ofrecía una superficie perfectamente lisa y no absorbente, ideal para detallar rostros, ropajes y paisajes con una precisión imposible de lograr en madera o lienzo. Esta técnica fue especialmente apreciada en Italia y Flandes, donde artistas como Elsheimer, Bronzino o los Bassano produjeron pequeñas obras portátiles que combinaban devoción y arte exquisito.
El cuadro está ejecutado sobre una lámina de cobre fino de gran calidad, notable por su grosor, pátina original visible en el reverso y excelente estado de conservación. Está tensado sobre bastidor de madera antigua, fijado con ganchos metálicos, y enmarcado en un marco dorado más moderno, probablemente del siglo XIX. La elección del cobre como soporte es reveladora, reservado en su época para obras devocionales privadas, era utilizado por artistas cultos que valoraban su superficie lisa, ideal para trabajos minuciosos y colores vibrantes.
Durante el siglo XVII, el uso del cobre se extendió a encargos religiosos privados, especialmente en contextos conventuales, cortesanos o de la nobleza. Eran cuadros fáciles de transportar, resistentes al paso del tiempo y altamente valorados por su intensidad cromática. No eran simples decoraciones, solían estar vinculados a textos piadosos, relicarios o incluso funcionar como pequeños altares domésticos.
La composición piramidal, las expresiones serenas de los personajes, el uso de colores profundos (verdes botella, rojos intensos, dorados suaves) y el tratamiento delicado de las manos y los rostros apuntan a una fuerte influencia manierista. Todo indica que esta pieza fue realizada por un pintor con formación sólida y sensibilidad espiritual, quizás como parte de un conjunto para la oración privada o para un oratorio conventual.
Este soporte también permitía realizar réplicas de obras famosas, lo que explica por qué muchos cobres de la época reinterpretan composiciones conocidas de Rafael, Tiziano o Veronés. Su uso fue disminuyendo a lo largo del siglo XVIII debido a su coste y a la popularización del lienzo, pero jamás perdió su aura de nobleza y delicadeza. Hoy, los óleos sobre cobre antiguos son objetos de colección muy buscados tanto por su belleza como por su historia técnica y espiritual.
Una inscripción manuscrita antigua adorna el reverso, en tinta casi desvanecida pero aún legible en parte. Hace referencia a Santa Catalina, San Antonio, y pasajes devocionales vinculados con vidas de santos. No contiene firma, pero refuerza la dimensión espiritual de la obra y su uso íntimo en ambientes religiosos.
Pieza ideal para quien desee incorporar una obra religiosa con alma, historia y nobleza en su colección. Este tipo de pinturas sobre cobre gozan de una creciente revalorización en el mercado del arte, especialmente por su durabilidad, calidad pictórica y carácter íntimo.
Sería perfecta para reintroducirla en la Iglesia, para usarla en una parroquia o como imagen devocional de un oratorio privado. Añadiría un toque de recogimiento, tradición y belleza clásica en cualquier espacio dedicado a la fe.
No dejes pasar la oportunidad de adquirir una pieza única, tanto por su técnica como por su mensaje espiritual.
Medidas: 28 x 23 cm (11 x 9 in)
Pintura visible: 21,5 x 17 cm (8,46 x 6,69 in)