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Antigua pintura barroca italiana en óleo sobre cobre con marco original, Virgen del Rosario y Santo Domingo de Guzmán.
Antigua pintura barroca italiana en óleo sobre cobre con marco original, Virgen del Rosario y Santo Domingo de Guzmán.
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Pintura italiana antigua sobre cobre, siglo XVII. Virgen del Rosario y San Domingo.
Obra de arte sacro de excepcional belleza y profunda carga simbólica, esta pintura devocional del siglo XVII, realizada al óleo sobre plancha de cobre, representa con finísima técnica una escena emblemática del fervor contrarreformista, la Santísima Virgen María, entronizada y rodeada de resplandores dorados, sostiene al Niño Jesús mientras ambos entregan el rosario a Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden dominica. Él aparece arrodillado, en un gesto de absoluta entrega, mirada extasiada, como absorbido por la visión celestial.
La devoción a la Virgen del Rosario tiene su origen en la Edad Media, pero se consolidó especialmente a partir del siglo XIII, cuando, según la tradición, la Virgen María se apareció a Santo Domingo de Guzmán y le entregó el rosario como instrumento de oración y evangelización. Esta escena fue promovida especialmente por la Orden de Predicadores, y tuvo un fuerte impulso durante la Contrarreforma como herramienta de piedad y catequesis. El rezo del Rosario fue promovido por papas y teólogos, considerándolo una poderosa forma de meditación sobre los misterios de la vida de Cristo.
La obra, perteneciente a la escuela italiana barroca, destaca por el dominio de la luz, el uso simbólico del oro, y la minuciosidad con la que han sido ejecutados los rostros y plegados de las vestiduras. La técnica del óleo sobre cobre, soporte especialmente valorado en el arte sacro por su durabilidad y capacidad de conservar el color con intensidad, potencia aún más la riqueza cromática de esta composición. Los tonos cálidos, con predominio de rojos intensos, verdes profundos y un dorado resplandeciente en el fondo, elevan la escena a un plano espiritual.
El culto alcanzó su apogeo en el siglo XVI y XVII, cuando se representaron ampliamente en el arte escenas de la entrega del rosario a Santo Domingo. Este tipo de imágenes no sólo tenía un valor litúrgico y espiritual, sino también político y cultural, al vincularse con la lucha contra la Reforma protestante. En muchos cuadros barrocos, la Virgen del Rosario aparece rodeada de ángeles, santos o elementos alegóricos como las letanías.
La pieza conserva su marco original, una estructura en madera tallada y dorada al oro fino, con motivos vegetales en relieve que realzan el carácter sagrado de la imagen. Este tipo de pinturas eran utilizadas como elementos devocionales personales, muchas veces en oratorios privados o pequeñas capillas, y hoy constituyen tesoros artísticos por su delicadeza, rareza y valor histórico.
La iconografía se convirtió en símbolo de protección divina, especialmente tras la batalla de Lepanto en 1571, atribuida a la intercesión de la Virgen del Rosario, lo que motivó la instauración de su festividad litúrgica. Las escuelas italianas, españolas y flamencas desarrollaron un extenso repertorio visual en torno a esta advocación, con especial atención a los detalles teológicos, el esplendor de los colores y la atmósfera celestial.
Obra ideal para coleccionistas exigentes, museos especializados en arte religioso o instituciones vinculadas a la espiritualidad dominica. Esta joya barroca no sólo es una magnífica pieza decorativa, sino también un documento visual de la religiosidad del siglo XVII. Aporta elegancia y profundidad a cualquier colección de arte sacro.
Una oportunidad única de adquirir una pintura antigua con alto valor artístico y espiritual.
Medidas: 13 x 11,8 cm (5,12 x 4,65 in)
Área pintada: 6 x 5 cm (2,36 x 1,97 in)